lunes, 20 de julio de 2009

Historia e Identidad II


Nuevas propuestas y reflexiones


Hace algunos años en la historiografía latinoamericana, se viene discutiendo en torno a nuevas formas de hacer historia. Al respecto, nos parecen relevantes los planteamientos de la llamada “Nueva Historia” realizados en un primer momento por J. Le Goff y P. Norá alrededor de la década de 1970, pertenecientes, según algunos historiadores a la tercera generación de la Escuela de los Annales. Resulta innegable la influencia que esta escuela historiográfica ha ejercido sobre la investigación latinoamericana, no obstante sus propuestas nos remitan a modelos teóricos y categorías analíticas foráneas, ajenas, quizá, a la realidad latinoamericana; pero que han servido de sustento para el levantamiento de teorías y propuestas propias, como la desarrollada por la Microhistoria mexicana, la historia regional y la Nueva Historia social latinoamericana.


Entendiendo que el hablar de Nueva Historia latinoamericana resulta demasiado amplio, nos centraremos en desarrollar cómo la Nueva Historia social está sirviéndose de fuentes alternativas, que le permiten enriquecer y ampliar sus análisis respecto, específicamente, a la cuestión de la identidad y a su vínculo con la historia. En este sentido, consideramos fundamental comprender la importancia que han adquirido la “memoria” y sus relatos, como fuente que permite desentrañar sentidos y concepciones locales sobre la propia historia.


Respecto al concepto de memoria, es preciso aclarar su carácter múltiple. Es decir, la existencia de distintas memorias, tanto en lo colectivo como en lo individual, que se construyen en una relación dialogante/antagónica, desigual y no siempre consciente entre lo occidental y su discurso modernizador, y los elementos tradicionales o propios de lo local.


Trataremos de entender un poco, en primera instancia el concepto de memoria enmarcado en algunas lecturas y discusiones, pero tomando en cuenta las apreciaciones expuestas en el texto de Josefina Cuesta, La odisea de la memoria (2008). Ésta autora hace referencia a que hay que hacer una distinción importante entre lo que es memoria personal y memoria histórica, puesto que una forma parte propiamente dicho, de una gama de memorias, como por ejemplo la familiar, la sindical, nacional, oficial, política, etc. Mientras que la memoria histórica, es una elaboración posterior resultado de un arduo trabajo de explicación y comprensión” (Cuesta; 2008: 13). En el mismo texto la autora hace referencia a que es Halbwachs, quien introduce el término (memoria), a la investigación de las ciencias sociales, pero que además pone sobre el tapete una polémica entorno a lo que es la memoria y la historia, en cuanto que para ésta, la memoria no es más que todo lo que fluctúa, lo concreto, lo vivido, lo múltiple, lo sagrado, la imagen, el afecto lo mágico, mientras que la historia se caracteriza por su carácter exclusivamente crítico, conceptual, problemático y laico (Cuesta; 2008: p. 34).


En este momento surgen algunas interrogantes alrededor de las visiones que se tienen en torno a la memoria y la historia. Por un lado, podríamos asegurar que la memoria no es sino parte de las fuentes con las que se reconstruye la historia, y que por tanto, ésta última es la que determinaría la transformación de ese relato de la memoria en historiografía. Aquí nos detendremos un poco, para exponer algunas posturas metodológicas sobre el uso de la memoria como fuente. Por un lado, tenemos la “perspectiva reconstructiva”, que entiende a la memoria como fuente fidedigna, un conjunto de “recuerdos” que configuran un relato, el cual es tratado como un documento “objetivo”, que nos informa sobre los hechos “tal cual como sucedieron”. La memoria entonces sería una especie de “cajita de recuerdos”. Otra visión, es la de la “perspectiva interpretativa”, la cual entiende a la memoria individual como una fuente cargada de subjetividad que contiene en sí misma elementos como juicios de valor, sentimientos, percepciones, etc., por lo que debe ser interpretada por el investigador y contrastada con otras fuentes. Por otra parte, la(s) memoria(s) colectiva(s), tampoco es (son) neutra(s), es decir, tiene(n) usos e intenciones políticas, históricas y culturales, que pueden provenir de una oficialidad o de algún sector de la sociedad que la(s) genera(n). Por ello, también debe ser sometida a interpretación, contraste/diálogo con otras fuentes.


Un ejemplo de cómo la memoria enriquece los nuevos análisis historiográficos, lo encontramos en el “paradigma indiciario” planteado por C. Ginzburg. Con esta idea el autor sostiene que el investigador debe considerar y valorar los elementos latentes en las fuentes. Es decir, las omisiones, silencios/silenciamientos, etc., los cuales deben ser develados por el investigador, el cual debe rastrear a manera “detectivesca” estos elementos que pueden contribuir a su análisis.
Es importante destacar que la Nueva Historia social, fundamenta su análisis en la interpretación de la memoria, sobre todo en el ámbito de construcción y teorización de la (s) identidad (es). Al respecto, la reflexión de Canclini en torno a las Culturas híbridas[1], nos ofrece un acercamiento más sólido que nos permite entender la multiplicidad identitaria de América Latina. Este autor identifica cuatro aspectos fundamentales para comprender la construcción de la (s) identidad (es) latinoamericana (s):


1. Temporalidad: la identidad históricamente construida y no substancial.


2. Territorial: como expresión de la formas imaginarias en que se vive la relación con un territorio.


3. Híbrida: composición multicultural afectada por lo local y lo foráneo, y que “define” lo identitario de un pueblo.


4. Transnacional: incremento de los componentes transnacionales, dentro de la constitución identitaria de un/los pueblo (s).

Eduardo Devés (2005), complementa este planteamiento señalando que hablar de identidad latinoamericana, es una tarea osada puesto que podríamos decir, que por el contrario existen identidades múltiples que se identifican con lo campesino-mestizo, con lo originario-indígena, con lo urbano-subdesarrollado, con lo latino, etc.; todas en el marco de un devenir histórico común.
Podemos plantear algunas consideraciones finales reflexionando entorno a algunas ideas expuestas por el historiador Gabriel Salazar, quien propone la inversión de la relación Historia/Identidad. Es decir, que ya no sería la Historia la “gran constructora” de identidad, sino que esta última interpelaría a la historia (historiografía), para que efectúe un giro epistemológico que le permita condensar y reconstruir una historia que contenga en sí misma “sentidos” que los sujetos le otorgan a sus experiencias, tomando en cuenta la particularidad social en la que se desarrollan las múltiples cosmovisiones locales. Siguiendo con esta idea, Salazar (2005: 527), concluye que es altamente probable que la historia social desarrolle más sus relaciones verticales con la base social-sobre poblada de sujetos desgajados internamente de la estatalidad- que sus relaciones horizontales con la institucionalidad estrictamente científica. Por ello se requiere de un cambio epistemológico que socialice la historia (historiografía), de manera tal que esta considere las valoraciones y énfasis que proponen los sujetos, es decir, lo que ellos quieren incluir en este “gran sentido” que podríamos catalogar como identidad (es).


Con socializar la historia nos referimos a reinterpretar el devenir histórico de los pueblos, derrumbando el paradigma totalizante que en algún momento pretendió homogeneizar la identidad y el pensamiento de lo(s) latinoamericano(s). Este cambio debe ser de carácter epistemológico, es decir, apuntar hacia la concepción misma de la investigación y la producción de conocimientos. Debe buscar teorizar en torno a la particularidad (es) de los sujetos latinoamericanos, proponiendo nuevas categorías analíticas lo suficientemente ricas para abarcar este universo variado, múltiple y, a la vez, atravesado por una historia común, llamado Latinoamérica.


Elaborado por: Eyleen Faure y Carlos Rivas.



Bibliografía:


· Barbero, Jesús Martín, “Ideología: Los Medios como Discurso del Poder” (Parte I), en Oficio de Cartógrafo. Travesías Latinoamericanas de la Comunicación en la Cultura, en “Industria Cultural y espacio público en América Latina, material de estudio curso: Pensamiento político latinoamericano”, Magíster en Historia y Ciencias Sociales, Profesor Carlos Ossandón B.
· Briceño, José M. El laberinto de los tres Minotauros. Monte Ávila Editores. Caracas. 1997.
· Cuesta, Josefina. La odisea de la memoria. Editorial Alianza. España. 2008.
· Devés, Eduardo. Identidad Latinoamericana. En Salas, Ricardo (com.) Pensamiento critico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Tomo II. Ediciones de Universidad Católica Silva Henríquez. Santiago. 2005. Salazar, Gabriel. Historia. En Salas, Ricardo (com.) Pensamiento critico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Tomo II. Ediciones de Universidad Católica Silva Henríquez. Santiago. 2005.
[1] Este concepto se centra particularmente en la incertidumbre acerca del sentido y el valor de la modernidad que deriva no sólo de lo que separa a naciones, etnias y clases, sino de los cruces socioculturales en que lo tradicional y lo moderno se mezclan.

domingo, 19 de julio de 2009

¡Me mentistes, me engañastes, me dijistes!

Las posibilidades de incurrir, de forma inconsciente, en ciertas galimatías, es una eterna preocupación de quienes pretenden exponer sus ideas con la mayor claridad posible. Por esta razón, las modestas indagaciones que desde aquí impulsamos, tienen como principal propósito, tratar de reducir a su mínima expresión cualquier anomalía que, como todos sabemos, impiden que se hagan más plausibles los espacios de interacción social. Esto, claro está, asumiendo que priva sobre nosotros la intención de entender y darnos a entender con la mayor gramaticalidad posible. Si tenemos la voluntad de auscultar, de forma reiterada, esas dudas que tanto hacen deslucir lo que buscamos transmitir, es muy posible que alcancemos esta meta. Tal afirmación cobra mayor fuerza cuando somos parte del proceso de formación de otras personas. Es decir, cuando estamos vinculados de manera directa con aquellos que también desean ser parte del fascinante mundo de nuestra lengua. En el caso de quienes escogieron, por voluntad propia, el camino de la enseñanza, esta aseveración no es una opción sino una obligación. Es de suma importancia que tengamos la suficiente voluntad para mejorar estos aspectos día a día.

De igual manera deben hacerlo los que tienen una relación permanente con el universo en donde hablar o escribir, de forma correcta, ponen en evidencia su capacidad profesional. “Leer es comprender, si no hemos comprendido, pues no hemos leído”, afirma con certera contundencia el maestro Simón Rodríguez. He allí la importancia que debemos darle a esos primeros pasos. En cuanto mayor dominio tengamos de las reglas más elementales de la gramática, mayores argumentos tendremos para llegar a escenarios mucho más complejos. Estas recomendaciones las hacemos, principalmente, para quienes muestran un particular interés por resolver algunas dudas. Desde aquí escribimos para todas esas personas con las que tuvimos el placer de compartir un aula, un café o una cerveza. Permanecen intactas las inolvidables jornadas de trabajo con grupos de estudiantes en nuestra Casa de siempre: la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Podemos escribir con mucho orgullo, que parte de esos inquietos soñadores, ya son profesionales dispuestos a dar lo mejor de sí y así seguir demostrando que nunca se quedarán pasmados ante la cómoda mediocridad que intenta medio resolver las cosas con trasnochadas tropelías.


Lo que hoy trataremos de explicar es un asunto muy puntual. Se refiere a una forma agramatical que, con mayor recurrencia, escuchamos se ha expandido por todos lados. Nos referimos a la innecesaria incorporación de una “s” final para la segunda persona (singular), del pretérito perfecto simple (modo indicativo).

Veamos algunos ejemplos:
Estoy seguro de que me mentistes.
Me dijistes que no me olvidarías.
Ay, vale, me dejastes con la duda



Como podemos observar, nos da la impresión de que, al escribir oraciones que involucren este error, se puede percibir su incongruencia con suma facilidad. El mayor problema o la proliferación más frecuente, parece estar en el habla, es decir, en el mundo de la oralidad. Lo más preocupante es observarlo de manera constante en algunas series o programas de televisión, pues desde allí, como es lógico suponer, se proyecta hacia cualquier lugar. Por cierto, cuando se ha interpelado a algún responsable de estos bodrios, en la selecta y muy erudita constelación de explicaciones que hemos escuchado, destaca aquella donde señalan que, “ellos diseñan sus personajes tal y como los encuentran en la calle”. También afirman que “de no mostrar a sus personajes tal y como son, los haría lucir poco creíbles y hasta falsos”. Esto es algo que sin duda preocupa, pues su alcance es tremendo y en muchos casos termina haciéndonos creer que ésa es la manera correcta. O peor aún: parece que la gente, a la que ellos hacen referencia, son los más humildes. Claro, los ricos jamás cometerían este tipo de barbaridades. ¡Soberana estupidez!.

Pero, como nuestra intención no es escribir tratado que permita saber quién es el culpable de esta situación, nos conformamos con la idea de asegurar, sin vacilar un punto, que esa “s” final no va allí. Es un error que podemos evitar fácilmente. Las formas correctas, tomando los mismos ejemplos, son:

Estoy seguro de que me mentiste.
Me dijiste que no me olvidarías.
Ay, vale, me dejaste con la duda.

Quizás, por el hecho de que algunas formas de conjugación del modo subjuntivo, sí requieran de una “s” final, exista algún desplazamiento que genere este error. Tal vez ésta sea una explicación un tanto más gramatical, y más próxima a su procedencia.

Bueno, por hoy ha sido suficiente. La próxima semana volveremos sobre un tema que sigue despertando el interés de algunos lectores y nos han pedido que volvamos a tratarlo. Nos referimos a las terminaciones finales en femenino y masculino.

¡HASTA LA PRÓXIMA!
Elaborado por: Isaías Cañizales Ángel

lunes, 13 de julio de 2009

Historia e Identidad I.


Nuevas concepciones y derrumbes epistémicos.
(Primer acercamiento).


Trabajaremos la historia como concepto central, sin embargo, tendremos en cuenta muy de cerca la definición de identidad que construye Devés (2005), a partir de algunos autores y diferentes momentos históricos, como forma complementaria que nos permita profundizar un poco en lo referente a la definición que de los nuevos paradigmas historiográficos ha surgido.

El conocimiento- y la ciencia e investigación que lo produce, acumula, aplica y difunde- poseen un status y valoración diferentes dentro de cada sociedad. Asimismo, los diversos “tipos” de conocimientos y saberes se encuentran segmentados y clasificados en función de distintos criterios.

La investigación en diversos ámbitos se efectúa a partir de unos principios epistemológicos definidos. Cada ciencia tiene así sus fundamentos, que dan criterio de pertinencia a sus resultados y a las aplicaciones de los mismos.

Sobre Latinoamérica, mucho se ha dicho acerca de la dependencia a la que nuestra región se hallaría sujeta en múltiples planos: económico, cultural, político, etc. ¿Podríamos suponer la existencia de tal dependencia también dentro del ámbito de la investigación; y, específicamente, en el campo de las investigaciones sociales o historiográficas?

Siguiendo la propuesta de J. Martín Barbero, podemos reflexionar respecto al carácter dependiente de la investigación social latinoamericana. Dando por sentado que la teoría es fundamental dentro del proceso de producción de conocimientos, tenemos entonces que asumir que el primer escenario en el que se manifestará esta dependencia y/o sujeción, será en el del desarrollo teórico/epistemológico. Al respecto, el intelectual colombiano, afirma que el problema de la dependencia cultural, y en particular el de la producción de conocimientos, no se reduce a la conflictiva “importación de teoría”, sino que es una cuestión más compleja y profunda, vinculada al concepto mismo de “ciencia”: “La dependencia no estriba entonces en la asunción de la teoría que se hace afuera como creen aún los defensores de un nacionalismo trasnochado. Lo dependiente es la concepción misma de la ciencia, del trabajo científico y de su función en la sociedad. Pues la dependencia trabaja en la interiorización que hacemos de la división social del trabajo a nivel internacional según la cual estos países no pueden permitirse el lujo de hacer ciencia, con aplicar la que hacen otros están cumpliendo su papel en la historia”(Barbero).

Dentro del campo historiográfico, la importancia de la epistemología adquiere centralidad y, podríamos decir, una doble faz. Por un lado, desde el punto de vista del desarrollo de una teoría, una posición que define el “desde dónde hacemos conocimiento”, y, por otro lado, la postura epistemológica- que define aspectos metodológicos y resultados- también nos sitúa dentro del ámbito de lo político- ideológico, aunque no nos parezca del todo claro, evidente o explícito en una primera aproximación al tema.

Durante el siglo XIX, la profesionalización de la historia, se avocaba principalmente a la reconstrucción de una “historia patria”, que pretendía crear una especie de identidad nacional en una población heterogénea. Se fundamentaba en los principios “Rankeanos” de la verdad absoluta de lo que sucedió y bajo el paradigma positivista, sustentando toda investigación histórica en los postulados de la heurística y la hermenéutica, y su relación afín con el documento escrito. Para el momento que nos referimos, siglo XIX, América Latina atravesaba por el periodo de la formación de la nación, y con ello surgía la necesidad de crear una concepción de nacionalidad que condensara intereses diversos en torno a una población heterogénea cultural y étnicamente, obligados a convivir dentro del límite creado por las nuevas fronteras.

Así la historiografía construye un discurso que plantea una “Identidad funcional” a ese proyecto, que podríamos identificar como modernizador, civilizador, guiado por las elites latinoamericana. Devés (2005), plantea que se llevaron a cabo tres momentos fundamentales del tratamiento de la noción identidad, por un lado tenemos lo que el denomina proto-tratamiento del tema (1492-1890), que tiene que ver con el proceso de colonización y la identidad creada por el proyecto oligárquico de la formación de la nación y sus símbolos. Un segundo momento, el autor, lo denomina La americanidad (1890-1950), con Martí y sus propuestas “esencialistas”, de construir un proyecto identitario, que valore lo “Americano”: Universidad, culturas indígenas, “hombre natural” etc. En síntesis proponiendo que lo “americano puro”, efectivamente existe. Por último un tercer momento, sería el de la identidad tematizada (1950-1980), en un periodo en el que el tema mismo de la identidad recobra protagonismo y se enriquece a partir de planteamientos multidisciplinarios. Devés, recoge la idea de Zea expuesta en La filosofía latinoamericana como filosofía sin más (1969), quien articula la cuestión de la identidad entorno a las ideas de origen y originalidad, preguntándose cómo el latinoamericano y su cultura se insertan en un mundo aparentemente homogenizado por la occidentalidad.

Al respecto Briceño Guerrero (1997), señala, que el carácter totalizante de lo occidental forma parte de un discurso dominante que ha logrado permear la concepción de lo americano; sobre esto afirma: observarnos a nosotros mismos para reconocernos y saber quiénes somos, salta a la vista que somos europeos… Lengua y vestido, religión y arquitectura, arte e instituciones políticas, escuela y cementerio dan testimonio inequívoco de nuestra pertenencia al ámbito cultural europeo (Briceño; 1997: 15), la cuestión aquí es la impostura que existe entre la razón sobre el tradicionalismo.

Por el contrario Salazar asegura, que es un proceso histórico el que ha llevado a que la concepción latinoamericana de identidad, se vea a menudo sustituida por el universo cultural (expansivo) de occidente (Salazar. 2008: 519).

Bibliografía.
· Barbero, Jesús Martín, “Ideología: Los Medios como Discurso del Poder” (Parte I), en Oficio de Cartógrafo. Travesías Latinoamericanas de la Comunicación en la Cultura, en “Industria Cultural y espacio público en América Latina, material de estudio curso: Pensamiento político latinoamericano”, Magíster en Historia y Ciencias Sociales, Profesor Carlos Ossandón B.
· Briceño, José M. El laberinto de los tres Minotauros. Monte Ávila Editores. Caracas. 1997.
· Cuesta, Josefina. La odisea de la memoria. Editorial Alianza. España. 2008.
· Devés, Eduardo. Identidad Latinoamericana. En Salas, Ricardo (com.) Pensamiento critico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Tomo II. Ediciones de Universidad Católica Silva Henríquez. Santiago. 2005.
· Salazar, Gabriel. Historia. En Salas, Ricardo (com.) Pensamiento critico latinoamericano. Conceptos fundamentales. Tomo II. Ediciones de Universidad Católica Silva Henríquez. Santiago. 2005.


Elñaborado por: Eyleen Faure y Carlos Rivas.

Memoria me quiero llamar:


Paráfrasis de un camarada de la base (Jeudiel Martinez) descubierto a través de la palabra escrita.


Siempre he sentido que mi generación habla, lee y escribe menos que las que la precedieron. La generación de los veinteañeros de los años noventa: una generación de jóvenes conservadores. Ser prolijo en la escritura espontánea es algo que la juventud de estos tiempos te censura duramente. “¿Quién te crees para hablar tanto?” “Ni que estuvieras tan bueno”…

El presente artículo es realmente un “corta y pega” (revisado y corregido) de mis comentarios a la discusión que previamente sostuvieran dos compañeros nuestros: Carlos Rivas y Luis Salas, acerca de lo que el mismo presidente planteara semanas atrás como su inconformidad ante lo que algunos considerarían el “hiperliderazgo”, de su parte. Es decir, lo que supuestamente era una crítica a su “exceso de liderazgo”. Parto por señalar que independientemente de lo que haya pensado acertadamente o no, el presidente, la manera más adecuada de poner el tema sobre la mesa es, como bien lo expresara Vladimir Acosta hace unas pocas semanas: La necesidad URGENTE de un liderazgo colectivo para la revolución bolivariana.

Ante la amable petición de uno de los compañeros que se encuentra administrando el blog de la Asamblea Socialista de Estudiantes Venezolanos en Chile, me dispuse entonces a convertir lo que alguien calificó de “extensa” opinión en un artículo. De antemano le agradezco su publicación.

También lo hago en pro de la memoria, para romper con la desafortunada dinámica de que todo se convierta en un tema semanal, mensual, semestral o anual, que al cabo de un tiempo “pasa de moda” y se olvida, mientras que el agujero negro del capital transnacional sigue ahí, sin pasar de moda… Y nosotros enredados en excusas, en acciones efectistas, mediáticas, pasajeras, en slogans que pierden fuerza cuando no vienen respaldados de una perspectiva de largo aliento, un plan una estrategia revolucionaria.

Aquí comienza entonces el presente escrito:

Es muy extraño de mi parte coincidir totalmente con artículo alguno. Pero a pesar de no compartir en su totalidad lo expresado por el autor, me acojo en lo sustancial a un texto que circuló por los varias páginas y blogs, titulado: "Chavistas un esfuerzo más si queréis ser revolucionarios" firmado por un camarada llamado Jeudiel Martínez. Ese artículo, sin proponérselo fue como la antesala del debate que se abrió a propósito de la discusión de algunos miembros del Centro Internacional Miranda "CIM", que como ya sabemos, tuvo lugar a comienzos del mes pasado y que cobrara aún mayor repercusión en vista de lo expresado por el presidente Chávez en el penúltimo programa dominical "Aló Presidente". Miren algo compatriotas, compañeros y camaradas. Hay astros que no se pueden tapar con un dedo, y ni siquiera un poder sobrehumano logrará impedir que el debate sobre la falta de un liderazgo colectivo claro que se haya trazado el objetivo concreto de profundizar el socialismo siga creciendo cada día más y más. Es inevitable que el evento de los llamados "intelectuales socialistas" pase a la historia. Es preciso señalar, por otra parte que su trascendencia en el tiempo infinito de la memoria ocurrirá exclusivamente de cualquiera de las dos formas que a continuación enunciaré:
1. Como el inicio de un debate amplísimo de puertas abiertas y absolutamente incluyente, y con altas dosis de espontaneidad, es decir, no como un debate promovido "desde arriba" sobre el problema del poder a lo interno del conjunto de todos los actores y sectores sociales y políticos que por convicción o por conveniencia pragmática y utilitarista, nos identificamos con el proceso político bolivariano. Un debate "no decretado".
2. Que ese debate se clausure antes de nacer, lo que no impedirá que sobreviva la memoria de algo que ameritaba con urgencia la revolución (para que realmente se diese) y no ocurrió, o se ahogó, de alguna u otra forma.Sea como sea aquella reunión marca un hito en la historia del país, sin que sus organizadores se hayan siquiera planteado tal efecto. La utilización del tema magnicidio

Soy de los que sostengo que si se llega a coronar un intento de asesinato contra el Presidente no quedará piedra sobre piedra en Venezuela, pues hasta los que no tenemos ni manejamos armas, tendríamos a nuestra disposición piedras y palos, o lo que fuese.

Precisamente uno de los grandes riesgos que corremos, es el uso de asuntos como la grave posibilidad de que se ejecute un magnicidio, o los permanentes ataques de la miserable oposición partidista de UN NUEVO TIEMPO, PRIMERO JUSTICIA, y los demás partiduchos de la derecha, o del elenco del bodrio “Globovisión”, como excusa para desviar la atención sobre problemas de fondo en lo que respecta a nuestra sociedad y a todo un continente en la búsqueda de su liberación definitiva.


Ese riesgo, lo contempla Jeudiel Martínez en su artículo, y ahora lo observamos dentro de las inquietudes que nos comparte Carlos Rivas en el presente blog.


Es muy fácil y cómodo emitir comentarios complacientes con respecto a como marcha nuestro proceso de transformación social, que a mi juicio no tengo claro que se haya consolidado, pese a sus inocultables logros. Cuando se ama a alguien se busca hacer ver tanto sus logros y méritos, como sus omisiones y desaciertos (cosa que siempre es más difícil, pero al final termina agradeciéndose enormemente). La o el que se limita a echarnos flores no suele ser el o la que nos ama. Tampoco el que pretende estar bien con la tesis y la antítesis, es decir, con la burguesía y los explotados, para ser más específicos. El que pretende incluso en un salón de clases hacerle sonrisitas a todo el mundo, evadiendo el choque de visiones contradictorias, ese (y no es algo que me haya inventado yo) es el que en algún momento de la novela saca el puñal y lo entierra con el pulso firme que sólo puede provenir del cinismo fascista. Ese personaje se presenta con frecuencia en todo ámbito institucional (educativo, ministerial, en las gobernaciones, las alcaldías, entre los estudiantes, entre las autoridades, en todas las políticas de nuestro gobierno, lamentablemente, y que alguien me desmienta con pruebas fehacientes si ello no ocurre así). Quizás sea muy difícil evitar del todo que dicho fenómeno se presente, el problema actual es que se presenta DE MANERA REITERADA Y COTIDIANA.

Muchas veces se condenan las denuncias o expresiones de inconformidad, y terminan siendo acribilladas y censuradas; estrelladas contra el paredón al que algunos confinan toda postura "radical".Y entonces me surge inevitablemente la pregunta: ¿Por qué no se desenmascara con la misma facilidad con que se fulminan las opiniones que producen "roncha" entre nosotros los "rojo rojitos" la placidez de toda aquella y toda aquel que se regocija en el suave y mullido cojín de quien vive de la revolución, disfrutando de las mieles de la bonanza petrolera, sin aportarle mucho más que sonrisitas, circo, poses faranduleras, o quizás un esfuerzo físico y mental digno de ser reconocido, pero “burocrático”, es decir, rutinario, “de carpeta”, para que se le dé el “visto bueno”, y creer que ya con eso “hemos cumplido” con la cuota de esfuerzo que nos corresponde.

Para poder enfrentar efectivamente problemas de fondo y de forma, como los planteados por el evento del CIM (si alguien no se ha percatado de cuáles son los problemas centrales incluidos entre las conclusiones finales, le recomiendo entonces visitar el siguiente enlace:http://laclase.info/arte-y-cultura/videos-recopilacion-de-ponencias-realizadas-en-el-foro-intelectuales-democracia-y-soc, aunque no se puede dejar de ser crítico tampoco con la clase.info, máxime cuando ha dejado filtrar algunas "noticias" de gente cuadrada con el sindicalismo adeco, y algo por ahí desconcertante, de un grupo de diputados que se encuentran a punto de oficializar un salto de talanquera). Reitero entonces lo dicho: Hay que enfrentarse al problema del poder.



Elaborado: Gustavo Adolfo Hedmont Rojas

Acerca del Sistema Global de Reservas


Revisando los aportes de Joseph Stiglitz sobre el estudio de la globalización y específicamente el tema económico, quisiera explicar y analizar algunas ideas que este desarrolla, específicamente sobre el actual sistema global de reservas: las ventajas del sistema global de reservas para los EEUU, las consecuentes desventajas los países en desarrollo y los efectos que provoca el déficit fiscal norteamericano en su balanza de pagos, para finalizar con un pequeño análisis sobre la manera en cómo -en materia económica- afecta al mundo globalizado.

Desde que se instauro el acuerdo Bretton Woods en el año 1944 en donde se decidió la creación del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y el uso del dólar -como moneda internacional basada en paridad fija con el oro- y su posterior quiebra en 1973, ya no relacionada al oro sino a relaciones cambiarias directas con el resto de las monedas del mundo y de especial relevancia con monedas como el Marco Alemán, el Yen Japonés y la Libra Esterlina Británica, el dólar sigue siendo la moneda de uso internacional y moneda de reserva. Esto sin embargo, trae serios problemas en la relaciones comerciales mundiales que benefician a los EEUU empobreciendo a los países en vías de desarrollo fomentando además un círculo vicioso y perverso que ha hecho que este país –bajo las actuales reglas que rigen la economía mundial- sea el país más endeudado del planeta y haya sido el culpable de las crisis económicas más recientes.

Ventajas del sistema global de reservas para los EEUU:

EEUU tiene la capacidad de financiar sus déficits fiscales emitiendo bonos del tesoro –de deuda pública de corto, mediano y largo plazo- los cuales son altamente demandados en el exterior como depósitos de reserva y de valor de riqueza para el resto del mundo incluyendo a China. Estos bonos, al ser fácilmente transformables en dólares, le permite a los EEUU mantener un nivel de vida que va más allá de sus posibilidades ya que vive endeudándose, sin embargo, como sus bonos son altamente demandados, lo que práctica este país es pagar sus obligaciones con más deuda, con el riesgo de que a la larga, se debilite su moneda, lo que actualmente esta pasando.

Consecuentes Desventajas para los Países en Desarrollo (PED):

Esto está relacionado al punto anterior, sin embargo, considero que debe tratarse de manera aparte porque afecta a nuestras economías latinoamericanas y tiene que ver con las ganancias netas que obtiene este país sobre los países en vías de desarrollo, lo que conlleva además a pérdidas de activos de reserva y transferencias de riqueza del sector público de cada país a los sectores económicos privados. El sistema obliga a que los países mantengan reservas extranjeras –expresadas mayormente en dólares, bonos del tesoro estadounidense y otras como el yen, el euro, entre otras, pero básicamente las dos primeras- creando un costo de oportunidad elevado para los PED. Esto se debe a las diferencias entre las tasas que pagan los bonos del tesoro de los EEUU –muy bajas- y las tasas de interés que cobran los bancos de financiamiento privados de este país al resto del mundo las cuales son muy altas. Cuando una institución privada de un país en vías de desarrollo acude a una de estos bancos privados, se le exigen que el país de origen de donde se solicita el crédito tenga el mismo nivel de reservas –bonos estadounidenses- para compensar los créditos a corto plazo, al darse esta situación y concretarse el negocio, en realidad la transacción descapitaliza al país que solicita el crédito y beneficia en términos netos a los EEUU, y en general, al país en cuya moneda se atesora la reserva, transfiriéndose además riquezas al sector privado del país que solicito el financiamiento y desbancando al Estado de dicho país. En consecuencia, el costo para los PED es que sus Estados pierden sus capacidades y potencialidades en términos económicas a favor de financiar a la economía norteamericana y su nivel de vida consumista.

Efectos que Provoca el Déficit Fiscal Norteamericano en su Balanza de Pagos:

Aquí paso a explicar el problema del doble déficit fiscal del cual el autor hace referencia y el problema que esto genera a nivel mundial. Por déficit fiscal se entiende básicamente que un Estado tiende a gastar más de los que genera por concepto de ingresos propios en un período de tiempo determinado, en el caso norteamericano el déficit es recurrente en el tiempo. Como este país financia su déficit fiscal con bonos del tesoro adquiridos por el resto del mundo debido a la alta capacidad de poderlo cambiar por dólares –en mayor cuantía China que depende de la compra de estos para financiar el modelo consumista de los norteamericanos y mantener así su modelo exportador- haciendo que en la balanza de pagos norteamericana se registre una entrada positiva en la cuenta de capitales pero en contrapartida con un doble déficit en la cuenta comercial: debido al pago de los interés de estos bonos –pago de rentas al resto del mundo- y porque al ser su moneda menos competitiva -EEUU es un exportador de neto bonos y de dólares y no de bienes y servicios- sus productos son más costosos que los del resto del mundo, con la consecuencia de que sus exportaciones netas sean a la larga negativas, modelo que se ha mantenido por muchos años; este es el problema del doble déficit, déficit en el lado de la cuenta corriente de la balanza de pagos y el déficit fiscal interno de este país. Por esta razón, los grandes socios comerciales de los norteamericanos han estado demandando bonos aunque cada vez con mayor desconfianza hacia el dólar para mantener sus modelos de exportaciones –China, Alemania, Japón, entre otros- básicamente satisfaciendo las exageradas necesidades de consumo de los habitantes de las tierras del tío Sam, haciendo que el problema del doble déficit norteamericano sea peligroso para el planeta y genere las crisis que se han generado.

Conjugando estos tres puntos, la ventaja de este sistema global basado en el dólar para los EEUU es que este puede consumir y consumir beneficiándose para eso de la impresión de dólares y bonos, de las ganancias netas que obtiene de los países en vías de desarrollo pero al costo de que se vuelve un país que cada vez es menos competitivo, vive del endeudamiento externo anclando a la economía mundial a sus requerimientos y generando expectativas negativas que han provocado los efectos económicos que vivimos hoy en el mundo: desempleo, desigualdad, la especulación, la inestabilidad, en fin, altos costos económicos que benefician a los ricos y desmejoran a los pobres.

Dejo el tema abierto al debate.



Elaborado por: Econ. David Cuevas

jueves, 9 de julio de 2009

Mecanismos de Transmisión de la crisis financiera a América Latina

Tal como lo manifiesta el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas en el informe “Recomendaciones de la Comisión de Expertos del Presidente de la Asamblea General sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional” elaborado en abril del presente año, la crisis financiera que estalló en 2008 se originó en los países desarrollados o adelantados pero se ha extendido rápidamente hasta convertirse en una crisis económica mundial que afecta a todos los países, incluidos los países con economías emergentes y los países menos adelantados, realidad a la que no escapan los países de América Latina y el Caribe.

En este sentido, el prestigiado economista colombiano, José A. Ocampo, en su artículo elaborado para la revista CEPAL, titulado “Impactos de la Crisis Financiera Mundial sobre América Latina” identificó tres canales por las cuales ésta se ha propagado por la región, los mismos que permitieron el ciclo de bonanza durante el periodo 2003-2007:

· El flujo de remesas, el mecanismo de menos relevancia para la región, pero de gran importancia para economías pequeñas, como las de Honduras y El Salvador;

. El comercio internacional y

· Las corrientes de capital.

A continuación, una breve explicación sobre en qué consisten y la relación con los elementos que originaron la crisis.

Las remesas constituyen un gran flujo de dólares hacia países tradicionalmente exportadores de inmigrantes. Existe una relación directa entre flujos migratorios y remesas, de dirección centro-periferia, que ha caracterizado economías regionales, sobretodo las más pequeñas. Desde Estado Unidos y España, principalmente, estos flujos irrigan las economías de Bolivia, Perú, Ecuador, Honduras, El Salvador, las tres últimas de las cuales son muy sensibles a estos envíos. Ocampo afirma que el decrecimiento de las remesas afecta a la región, pues deja de recibir ingresos que sostienen a considerable número de familias de bajos recursos, y que su origen es el incremento del desempleo tanto en España como en Estados Unidos, que en junio registró un 9,5%, la tasa más alta para el último cuarto de siglo en dicho país. La caída de la actividad económica se concentra en sectores que dan empleo masivo a inmigrantes, tales como construcción, servicios, manufacturas, hoteles y restaurantes. Según datos del BID, las remesas a América Latina y el Caribe cayeron entre 11 y 13%, desde enero de 2009.

En el ámbito comercial, las economías de México, Centroamérica y el Caribe, se han visto afectadas por el retroceso del nivel real de comercio exterior, a lo que se debe agregar el conflicto de Honduras, que ha provocado impactos económicos que van más allá del intercambio comercial en toda la región. De otra parte, las economías sudamericanas, sobre todo las exportadoras de productos mineros y energéticos, han experimentado un fuerte deterioro en los términos de intercambio, los cuales, sin embargo, en el presente año han experimentado una recuperación, casos del cobre y el petróleo, que tienen fuerte impacto en las economías de Brasil, Chile, Ecuador y Venezuela.

En tercer lugar, respecto a las corrientes de capital en América Latina, los balances externos mejoraron notablemente en términos generales durante el período 2003-2007, lo cual permitió a las economías regionales -y sobre todo las más importantes en tamaño- poder enfrentar la actual crisis en mejores condiciones que en contracciones pasadas, en el sentido de que el endeudamiento público externo tuvo ahora mucho menos peso en importancia, lo cual quiere decir serán menos los países, salvo economías pequeñas como las de Centroamérica, que tengan problemas para sanar sus cuentas. De ahí la importancia de generar mecanismos de financiamiento regionales más justos y no impositivos, en concordancia con objetivos de desarrollo económico no dependientes de las grandes potencias tradicionales, que hasta ahora han subordinado las economías latinoamericanas en su beneficio. Sin embargo, subsiste el problema de la volatilidad de las corrientes de cartera como medios de financiamiento externo hacia los sectores privados de América Latina, los cuales se han convertido en elementos de alta vulnerabilidad en términos de endeudamiento.Los mecanismos mencionados se relacionan directamente con los tres elementos que generaron esta crisis financiera y económica exportada por la economía estadounidense hacia el resto del mundo: la burbuja inmobiliaria del año 2007,que afectó los sectores vinculados a la construcción y la inversión y mercados financieros de ese país en 2008, que generó la caída de las remesas hacia América Latina; la burbuja bursátil, de títulos financieros y cotizaciones de bolsa exageradamente altas y volátiles que unida a la burbuja inmobiliaria, ha perturbado las corrientes de financiamiento externo hacia el resto del continente, y el consiguiente shock de la demanda agregada en la economía norteamericana, lo que a su vez afecta a los flujos comerciales, en un ciclo recursivo.
Elaborado por: Economista David Cuevas.

domingo, 5 de julio de 2009

Bienvenidos a la fiesta “democrática” de los gorilas.


Si no se prenden las alarmas, retornan a sus viejas prácticas políticas.


Los hechos que están ocurriendo en centro América no son inocentes y no pueden ser vistos como fortuitos. Es realmente lamentable que en estos tiempos, ya finalizando la primera década del siglo XXI, estemos presenciando tan bochornosos acontecimientos políticos, en donde las elites locales manejan los Estados tal y como manejaron sus haciendas en el siglo XIX, o peor aun, pretenden retomar viejas prácticas políticas, que trajeron consigo desapariciones masivas y la posterior instauración del modelo de acumulación Neoliberal, contando a un sinfín de cuestiones que hacen realmente difícil la sobrevivencia de los pueblos de la región, producto de tan “prestigioso” modelo.


Demos, ahora, un pequeño vistazo (no cronológico) a lo que ha sido la historia política de las naciones del cono sur del continente americano luego de finalizada la II Guerra Mundial. Por un lado tenemos a Joao Goulart en 1964, quien sufre un golpe de Estado, que “corta la cabeza”, a la creciente oleada movilizadora popular que experimentaba el país, y que pretendía dar paso a planteamientos políticos distintos a los que se habían implementado hasta el momento, los cuales no ponían en cuestión al capitalismo, puesto que los proyectos Nacional-Desarrollistas no cuestionaron del todo al modelo de explotación imperante. En Argentina, la “triple A” y la ingobernabilidad que había dejado la muerte de Perón, condujeron a que en 1976, copiaran la solución al conflicto social de la receta elaborada en los Estados Unidos. En Chile la historia no es muy disímil, Se actuó de forma ruda en contra de quienes pretendieron implementar un proyecto alternativo al capitalismo. En Venezuela, el periodo conocido como el “trienio ADECO”, fue madrugado el 24 de Noviembre de 1948, por quienes fueron sus aliados militares hacía tan solo tres años atrás en el golpe que le puso fin a la “hegemonía Andina”. Golpes por múltiples razones. Pero que tenían algo en común, mejor dicho, muchos elementos en común. Entre ellos la movilización de distintos sectores progresistas de la sociedad y que en todos los golpes se puso en práctica la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”.


Es preciso señalar que luego de finalizada la II guerra Mundial, y después de firmados los tratados de Yalta entre las potencias victoriosas, en 1946, se crea en los Estados Unidos el National War College, con la intención de preparar el escenario en las naciones latinoamericanas que brindara la posibilidad de entrada de los Estados Unidos como país asesor-interventor en los asuntos políticos de América latina. Los elementos coyunturales que generaron la guerra fría, propiciaron una lucha a muerte en contra del comunismo internacional. Ya con la “pista despejada” la doctrina de seguridad Nacional, comenzaba a plantearse solucionar problemas que giraran en torno a aspectos psico-sociales, con relación al desarrollo y a la estabilidad interna. Dígase gobernabilidad y estabilidad política que permitiera desarrollar las fuerzas productivas del capitalismo en las naciones latinoamericanas. Para algunos analistas, la visión de la doctrina de la seguridad nacional, tenia “Concepción Totalizante” de la sociedad, pero ciertamente nunca escondió su afinidad con el proyecto capitalista o por lo menos en lo referente a las relaciones sociales que este promueve.


Precisamente la "Seguridad Nacional es el grado relativo de garantía que, a través de acciones políticas, económicas, psico-sociales y militares, un Estado puede proporcionar, en una determinada época, a la Nación que jurisdicciona, para la consecución y salvaguardia de los objetivos nacionales, a pesar de los antagonismos internos o externos existentes o previsibles”[1]. Primero los intereses de la nación antes que los de los hombres y mujeres. Intereses de la nación, en complicidad con los de las oligarquías locales, que no estaban dispuestos a arriesgar sus posiciones políticas consolidadas históricamente.


Fuerzas armadas que se preparaban ante los posibles ataques externos. Formación de las instituciones militares profesionalmente con el objetivo de evitar cualquier infiltración del enemigo. Es decir entra en escena el concepto de “guerra total” utilizado por John Collins y en el que se asegura que es parte de aquel conflicto en que los recursos políticos, militares, económicos y psicológicos están plenamente comprometidos y donde la supervivencia de uno de los beligerantes está en peligro[2]. Guerra en contra de quienes a lo interior osaran romper con el proyecto del capitalismo nacional o internacional.


Pero todo esto de la “doctrina de la seguridad nacional”, pareció haber quedado bajo tierra luego de los años 90 y el supuesto triunfo de las democracias. Profundizar la mima parecía el único objetivo de las naciones latinoamericanas. La historia del siglo XXI ha dicho lo contrario.


En Venezuela, el 2002, se sufrió un golpe de Estado que puso en cuestionamiento la solidez institucional de la democracia. En Bolivia en el 2008 y en años anteriores, la posibilidad de que estalle una intentona golpista no es una cosa agarrada de los cabellos. Las intenciones separatistas de Santa Cruz, indicaban que efectivamente la posibilidad de culminar con el proyecto político que dirige Morales, estaba por lo menos siendo discutida por algunos sectores de la sociedad; y en este caso como en muchos otros, podríamos decir que no era la voz más representante de lo popular.


Ahora bien, lo que está ocurriendo en Honduras es una verdadera vergüenza. Políticos representantes de la oligarquía nacional, aseguran que no se está desarrollando un golpe de Estado, sino que por el contrario esto se debe a una acción “legal”, de restitución del orden gubernamental-institucional-democrático. Tamaña mentira, que no hecho sino despertar vergüenza entre quienes en realidad pretenden trascender al modelo democrático que aun impera en nuestras naciones; por otro lado tenemos a los oportunistas que no tienen sino la opción de apegarse a la voz mundial que reclama que acciones políticas como las desarrolladas recientemente en Honduras no se repitan “nunca más”, tal es el caso de Colombia, Perú y la “madre” de las democracias, hablamos de los Estados Unidos.


Y es que hay algo bien delicado en este asunto, porque decir que los Estados Unidos no ha aceptado el golpe nos induce (aunque no lo queramos) a re-legitimar el discurso “liberador y multiplicador de la democracia” que tuvo la potencia del norte durante los años de la antes mencionada “Doctrina de la Seguridad Nacional”. Fijémoslos de lo siguiente. En declaraciones a la cadena CNN el presidente Obama declaró: creemos que el golpe no fue legal. Y son estas aseveraciones las que nos inducen a plantearnos cuestionamientos referentes a si ¿Acaso hay todavía formas legales con las cuales podemos dar golpes de Estado? Claro que sí, su espíritu democrático no es que ahora sea el más reivindicativo de los principios de la libertad y la igualdad, sino que todo esto obedece a una estrategia política en la que pretenden posicionarse en el nuevo orden mundial que se está gestando. Por otro lado también surge la pregunta: ¿qué hubiera pasado si los Estados Unidos hubiera dado por legitimo el golpe? Apuntáramos las espinas hacia el imperialismo. Pero como la “gran patria de la libertad” cuestiona este acto (en el cual dice no haber participado), se restituyen relaciones diplomáticas y al imperialismo le damos nueva tregua. Múltiples sinvergüenzas descarados los demócratas. ¡Verdad!



[1] Nina, Andrés. La Doctrina de la Seguridad Nacional y la Integración Latinoamericana. NUEVA SOCIEDAD NRO. 27 NOVIEMBRE – DICIEMBRE 1979, PP. 33-50.
[2] Ibídem.


Elaborado por: Carlos Rivas.

viernes, 3 de julio de 2009


Nos declaramos románticos,
Perversos, terribles, horrendos.
De esos que no saben lo que dicen.
Nos declaramos rigurosos nulos,
Académicos inservibles,
Poco cultos.
Poco sabios.
Poco enterados de la cultura letrada
y de las formas apolíneas,
idénticas a sí misma.
Declaramos que la palabra no nos sirve,
preferimos el grito y el quejido.
Somos de voz chillona y molesta,
Casi como un mantra.
El emular no se nos da del todo bien…
Seamos sinceros… ¡no emulamos!
Declaramos que preferimos a Robinson…
que más que preferirlo, nos es inevitable.
¿Educaciones cívicas? No nos interesa señor,
Muchas gracias. Guárdeselo para Ud.
Una Venezolana.

Ana Sofía Colmenares.

jueves, 2 de julio de 2009

Sofi y los libros.



“iba matando canallas
con su cañón de futuro”.
Silvio



No importa cuál sea la circunstancia: la muerte siempre desgarra el alma. No hay manera de librarse y de ponerse al margen de sus cortantes caprichos. La piel se hace más blanda y las palabras son distantes postigos, puertas invisibles donde reposa la sublime esperanza de un quizás. Te ahogan los quejidos, no puedes respirar, te abandona el tranquilo día que apenas si comienza. Buscas la compañía impalpable de recuerdos, de la memoria: esa infinita carretera donde se cruzan tantas preguntas, ésas que nadie puede responder. Sigues la ruta, pero sabes que te pesan los huesos, que los días ya no tiene ese encanto de ayer, que no quieres hablar con nadie, que no hay canción que te alivie, que te quedas mudo, que quieres gritar, que te pones pálido, que te pones rojo del dolor, que quieres llorar y no puedes, que te paralizas, que no paras de hablar, que no te sale una lágrima, que apenas si te sostienes, que te haces el fuerte, que no puedes rezar ni orar, que la noche y el día parecen la misma cosa, que los poemas son una cosa y la muerte, la muerte es una vaina seria que desgarra el alma, que te hace brincar, que no se apiada de tus amigos, que no perdona tus errores, que viene y te arranca un tajo sin pedir permiso, sin decir nada a nadie, sin dar señales, sin permitirte hacer algo. Te pega contra la pared y aprovechando el susto, te deja sin aliento.

Conversé con Sofi tres veces. Siempre hablamos sobre libros. Coincidíamos en esta cosa de amar la lectura, de abrir un libro y encontrar tantas tierras inexploradas. A ella le gustaba ir más allá de la oración escrita, de la elemental materia que deletreamos cuando nos toca auscultar cualquier enunciado. No la dejaba tranquila el normal sujeto que predica un verbo. Iba más allá. Quería explorar y hacer explotar el universo oculto de cualquier palabra, de cualquier frase. Sus amigos más cercanos saben que no miento, que no exagero, que no extralimito esta mirada en pretérito imperfecto, que ella siempre fue una enamorada de los libros y de los universos que a partir de ellos se fundan. Inolvidable la tarde en que hablamos de su ciudad: San Cristóbal. Le sorprendió lo mucho que me encanta ese lugar y sobre todo saber que teníamos al extraordinario escritor venezolano Alberto Rodríguez Carucci, como un amigo en común.


-¿Conoces a Carucci - me dijo-?.


-Sí, no sólo lo conozco, fue mi tutor de tesis y es uno de mis mejores amigos; es como un padre para mí -le dije-.


-Yo hice un trabajo sobre escritores venezolanos y lo incluí a él. Me gustaría que lo vieras -me dijo-.


Nunca pude ver el trabajo que Sofi hizo, pues ella tomó su fusil y se fue a otras batallas. Se fue con esa sonrisa de libro abierto con la que siempre la voy a recordar y aunque su decisión ha provocado un inmenso dolor en aquellos que tuvimos el honor de su amistad, es algo que respetamos. Su amor por libros, por la lectura, por la canción necesaria, su inconformidad con las reglas que rigen este mundo donde privan las injusticias, nos acompañará por siempre.

Sofi, seguiré escribiendo La Lengua de Sancho, también mis poemas, y seguiré peleando con los profes, por los libros, por la lectura, por la literatura, por la filosofía y por vos que ahora te fuiste y me ves llorando y escribiendo, mientras tú iluminas la noche de Santiago con una de esas sonrisas tan tuyas, la sonrisa de un libro abierto.



Chao, Sofi.

Nos vemos pronto.


Nos vemos siempre.
Elaborado por: Isaías Cañizález Ángel