jueves, 21 de mayo de 2009

Venezuela: Nuevos Horizontes.

La globalización parece haber extendido sus tentáculos más allá de los límites imaginados y ha trastocado cada rincón de los niveles sociales. Es evidente que se ha expandido de una forma casi incontrolable en las economías internacionales absorbiendo los mercados nacionales, constituyendo una intensa polarización a escala internacional, en donde estas empresas gigantescas controladoras de la información, la tecnología, el financiamiento, e imponiendo en muchos casos precios de monopolios, negando a los consumidores la oportunidad de elegir soberanamente, se apoderan y aniquilan incluso la capacidad de acción de los Estados Nación, los partidos, los sindicatos, y en general de los actores políticos clásicos. Lo que produce una disminución en las fuerzas internas de cada país, especialmente en aquellos que no forman parte del salvaje mundo del libre comercio. Es aquí donde las economías nacionales y locales pierden su potencial y parecen desvanecerse ante un monstruo de mil cabezas. Es así como la globalización hace que hasta las certezas que dan cuenta de la identidad nacional, se tambaleen y terminen provocando cambios estructurales e institucionales en los países, convirtiéndose en elementos negativos para la conducción de la economía de los pueblos, repercutiendo ésta de manera directa en el nivel de vida de los habitantes.

Es así como este fenómeno ha ido transformando y transculturizando el circuito económico mundial, trayendo consigo tratados de Libre Comercio mayoritariamente asimétricos (desiguales) y de los que Venezuela no escapaba, lo que hacía cada vez más que los intercambios entre Venezuela y el resto del mundo se tornarán desiguales, pues como es de saber, estos tratados favorecen a los países industrializados y aplastan a los países subdesarrollados, dando prioridad y plena entrada al comercio y a las empresas transnacionales como motores de tecnología, de empleo, de nuevas organizaciones tecnológicas, y de tecnologías innovadoras; haciendo que los parques industriales nacionales desaparezcan, pues es imposible competir ante estos moustros arrolladores. Este fenómeno, a su vez ha hecho que las poblaciones abandonen los campos, dejando consigo la producción agrícola y pecuaria a un lado, así también, los espacios políticos y económicos no estaban dirigidos hacia el fortalecimiento colectivo de las posiciones sociales, de las clases y las subregiones las cuales, como suele suceder en estos casos, estaban totalmente desfavorecidas.

Cabe recordar que, por largos periodos (principalmente la década de los años 60 y 70), Venezuela permaneció en manos de inescrupulosos, quienes apostaban por una economía despilfarradora sólo capaz de fortalecer exclusivos espacios sociales. Durante esos años los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres que nunca. Los datos estadísticos y los cerros que “adornan” la geografía de las más grandes ciudades del país, bien pueden corroborar esta afirmación. El pueblo se vio más afectado que nunca, pues los políticos endeudaron el país, casi regalaron las empresas que eran patrimonio nacional y apostaban por un capitalismo, donde la privatización era el santo y seña de cada acción. Poco les importó que todo esto aplastara a los más desfavorecidos. Todo este cúmulo de situaciones provocó que la economía venezolana se estancara y a la vez desmoralizaba a la ciudadanía. La deuda externa, por ejemplo, se hacía cada vez más impagable; las empresas petroleras prácticamente estaban privatizadas y regalando las ganancias que por derecho le correspondían al país. El sistema fiscal era un total caos ya que no existía una verdadera política fiscal. Las empresas se enriquecían cada vez más a costa de los sacrificios de los ciudadanos.

Es por todo esto, que en Venezuela surge la necesidad de desconectarse de todas estas políticas neoliberales que habían sido implementadas en el país y que sólo traen desigualdad y pobreza al país. De esta forma, Venezuela pretende conducir su economía por otros senderos presentando mayor interés al bienestar social, tratando de romper la inercia neoliberal en la que se ha visto envuelta durante todo este tiempo y seguir avanzando en un modelo alternativo al neoliberalismo que como tantas veces ha expresado el presidente Chávez, acabó con pueblos enteros y amenaza con seguirlo haciendo. Pueblos que por mucho tiempo han sido sometidos ante la pretensión de imponernos el modelo neoliberal, el consenso de Washington, las recetas salvajes del Fondo Monetario Internacional y otros organismos. Venezuela se ve, entonces, en la necesidad de ir rompiendo estos ligamentos fomentando para ello, políticas que apuntan hacia la solidaridad e integración de los pueblos; políticas basadas en la justicia y la equidad. Labor que ha sido muy difícil de construir. No han faltado los enemigos de siempre para cuestionar estos procesos de Integración. Es así, como el país tomará un giro de magnitudes insospechadas, ya que tanto en el ámbito cultural, social, político y económico, se ha apostado por la creación de políticas que buscan favorecer el bienestar colectivo, tratando de recuperar espacios que prácticamente se consideraban perdidos.

Existe una intención palpable por parte de Venezuela, de ir independizándose del tradicional mercado con Estados Unidos, pues un único mercado hace que los países se vuelvan vulnerables ante cualquier efecto de desequilibrio en la economía, en este caso, la estadounidense, lo que ha motivado a Venezuela tener que abrirse otros potenciales socios. Creando alianzas estratégicas que apuntan a otros mercados como por ejemplo: los de Brasil, Rusia, India, China, Irán y Bielorusia. Sin embargo, una desconexión de este tipo no debe concentrarse sólo en la búsqueda de nuevos países de destino de las exportaciones, pues también es necesario fomentar políticas orientadas a generar una creciente diversificación tanto en el número de productos exportados como de empresas exportadoras y es así como Venezuela intenta redefinir la economía, buscando orientarla hacia nuevos escenarios, realizando para ello una profunda revisión a los elementos fundamentales de la economía como lo son los flujos comerciales, flujos de capitales y la inversión extranjera directa así como la revisión de las relaciones con países como Estados Unidos. Permitiendo dar pasos sumamente importantes que permitan lograr la solidez económica del país y por ende la recuperación de la soberanía política, elementos de gran relevancia en el funcionamiento armónico y hegemónico de un país y es que conduce a un sistema de igualdad y bienestar social, fortaleciendo el país de manera interna y externa, con cambios transformadores que prometen mucho, pero que también requieren de muchos elementos para darle fortaleza financiera y soporte económico.

Es importante destacar que una desconexión como la que indiscutiblemente se intenta en Venezuela, es un proceso programado a largo plazo, pues no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, tomando en consideración la magnitud que ésta tiene implícita. Este proceso, en principio, se inició como una desconexión política, que consideramos toma fuerza a partir del año 2004 cuando se obtuvo el triunfo en el referéndum revocatorio el 15 de agosto del mismo año, en el que se alcanzó un 58% vs. 42% de votos. A partir de aquí se intentó dejar de lado la tradicional política exterior venezolana del primer tramo del gobierno de Chávez (1998-2004), en que se afirmaba “la necesidad de construir un orden mundial más equilibrado”, y se ratificaba el apego del país a “los principios y valores de la convivencia internacional, el imperio de la ley y la solución de los conflictos por la vía pacífica”. Es así como toma fuerza y constituye un punto de inflexión tanto en el ámbito interno como internacional en el proyecto revolucionario del presidente Chávez el “socialismo del siglo XXI”, afianzado éste con la nueva aprobación de la Constitución que se presentó a ser sometida a referéndum el 15 de febrero del presente año. Siendo aprobada dicha reforma con un 54,86% de votos versus un 45,13%. Indiscutiblemente, un gran logro para el proceso revolucionario.

Es así , como Venezuela en mayo del 2006, anuncia y oficializa la salida del país del Tratado Comercial Grupo de los Tres (G3) y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), del primero era miembro desde 1995, tratado en el que figura México y Colombia. Es de saber que este tratado comercial gira en torno al Libre Comercio y evidentemente quienes lo integran deben se participes del Tratado del Libre Comercio; del segundo Venezuela fue miembro fundador, el más antiguo mecanismo de integración regional de América Latina, creado en 1969 y del que Venezuela decide salirse todo esto con la intención de concentrarse a fortalecer su ingreso en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Los objetivos planteados por este organismo, son de suma transcendencia e importancia, puesto que abarca los problemas más excluyentes que tiene America Latina como la pobreza y la exclusión. Ingreso que aun no ha sido posible tras la no aprobación de dos de los países miembros, Brasil y Paraguay. Estos países fueron quienes impulsaron el ingreso de Venezuela al Bloque regional, propuesta que enfrenta la política imperial para el continente, luego d rechazar con éxito el ALCA y que constituye un acuerdo y apoyo en distintos procesos sudamericanos con base en la cooperación energética y comercial que busca proyectarse a una estrategia de desarrollo común; así lo ha expresado Abreu en la cumbre del 13 de Abril del presente año en Montevideo-Uruguay.

No podemos dejar a un lado el logro alcanzado en Venezuela en el 2007 tras cancelarse el total de la deuda externa contraída en 1989 por el expresidentes Carlos Andrés Pérez con los organismos multilaterales de crédito el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Deuda que para la llegada del presidente Hugo Chávez al gobierno en 1998, ascendía a 3.300 millones de dólares y que tenía una fecha de vencimiento del último pago en el 2012; pago que al ser cancelado por adelantado trajo consigo un ahorro de aproximadamente 8 millones de dólares por concepto de intereses[1].

En este ámbito de nueva dirección económica, Venezuela junto con la participación de otros países han hecho grandes propuestas entre las que se destacan el ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) y el Banco del Sur. En este sentido es de suma pertinencia la colaboración, cooperación y la integración de los países vecinos, pues ir solo en contracorriente genera grandes costos y como mencionábamos, no se trata de un aislamiento sino de un reordenamiento de las políticas basadas en unas políticas económicas que favorezcan en gran medida a las sociedades, así como también se requiere de conciencia ciudadana y solidaridad social, sociedades que colaboren con el sostenimiento de las políticas implementadas y donde seamos capaces de defenderlas. He allí la gran tarea que nos espera.

[1] Estadísticas suministradas por el exministro de Finanzas Rodrigo Cabezas, 2007 .
Elaborado por: Amelia Linares.