lunes, 13 de julio de 2009

Memoria me quiero llamar:


Paráfrasis de un camarada de la base (Jeudiel Martinez) descubierto a través de la palabra escrita.


Siempre he sentido que mi generación habla, lee y escribe menos que las que la precedieron. La generación de los veinteañeros de los años noventa: una generación de jóvenes conservadores. Ser prolijo en la escritura espontánea es algo que la juventud de estos tiempos te censura duramente. “¿Quién te crees para hablar tanto?” “Ni que estuvieras tan bueno”…

El presente artículo es realmente un “corta y pega” (revisado y corregido) de mis comentarios a la discusión que previamente sostuvieran dos compañeros nuestros: Carlos Rivas y Luis Salas, acerca de lo que el mismo presidente planteara semanas atrás como su inconformidad ante lo que algunos considerarían el “hiperliderazgo”, de su parte. Es decir, lo que supuestamente era una crítica a su “exceso de liderazgo”. Parto por señalar que independientemente de lo que haya pensado acertadamente o no, el presidente, la manera más adecuada de poner el tema sobre la mesa es, como bien lo expresara Vladimir Acosta hace unas pocas semanas: La necesidad URGENTE de un liderazgo colectivo para la revolución bolivariana.

Ante la amable petición de uno de los compañeros que se encuentra administrando el blog de la Asamblea Socialista de Estudiantes Venezolanos en Chile, me dispuse entonces a convertir lo que alguien calificó de “extensa” opinión en un artículo. De antemano le agradezco su publicación.

También lo hago en pro de la memoria, para romper con la desafortunada dinámica de que todo se convierta en un tema semanal, mensual, semestral o anual, que al cabo de un tiempo “pasa de moda” y se olvida, mientras que el agujero negro del capital transnacional sigue ahí, sin pasar de moda… Y nosotros enredados en excusas, en acciones efectistas, mediáticas, pasajeras, en slogans que pierden fuerza cuando no vienen respaldados de una perspectiva de largo aliento, un plan una estrategia revolucionaria.

Aquí comienza entonces el presente escrito:

Es muy extraño de mi parte coincidir totalmente con artículo alguno. Pero a pesar de no compartir en su totalidad lo expresado por el autor, me acojo en lo sustancial a un texto que circuló por los varias páginas y blogs, titulado: "Chavistas un esfuerzo más si queréis ser revolucionarios" firmado por un camarada llamado Jeudiel Martínez. Ese artículo, sin proponérselo fue como la antesala del debate que se abrió a propósito de la discusión de algunos miembros del Centro Internacional Miranda "CIM", que como ya sabemos, tuvo lugar a comienzos del mes pasado y que cobrara aún mayor repercusión en vista de lo expresado por el presidente Chávez en el penúltimo programa dominical "Aló Presidente". Miren algo compatriotas, compañeros y camaradas. Hay astros que no se pueden tapar con un dedo, y ni siquiera un poder sobrehumano logrará impedir que el debate sobre la falta de un liderazgo colectivo claro que se haya trazado el objetivo concreto de profundizar el socialismo siga creciendo cada día más y más. Es inevitable que el evento de los llamados "intelectuales socialistas" pase a la historia. Es preciso señalar, por otra parte que su trascendencia en el tiempo infinito de la memoria ocurrirá exclusivamente de cualquiera de las dos formas que a continuación enunciaré:
1. Como el inicio de un debate amplísimo de puertas abiertas y absolutamente incluyente, y con altas dosis de espontaneidad, es decir, no como un debate promovido "desde arriba" sobre el problema del poder a lo interno del conjunto de todos los actores y sectores sociales y políticos que por convicción o por conveniencia pragmática y utilitarista, nos identificamos con el proceso político bolivariano. Un debate "no decretado".
2. Que ese debate se clausure antes de nacer, lo que no impedirá que sobreviva la memoria de algo que ameritaba con urgencia la revolución (para que realmente se diese) y no ocurrió, o se ahogó, de alguna u otra forma.Sea como sea aquella reunión marca un hito en la historia del país, sin que sus organizadores se hayan siquiera planteado tal efecto. La utilización del tema magnicidio

Soy de los que sostengo que si se llega a coronar un intento de asesinato contra el Presidente no quedará piedra sobre piedra en Venezuela, pues hasta los que no tenemos ni manejamos armas, tendríamos a nuestra disposición piedras y palos, o lo que fuese.

Precisamente uno de los grandes riesgos que corremos, es el uso de asuntos como la grave posibilidad de que se ejecute un magnicidio, o los permanentes ataques de la miserable oposición partidista de UN NUEVO TIEMPO, PRIMERO JUSTICIA, y los demás partiduchos de la derecha, o del elenco del bodrio “Globovisión”, como excusa para desviar la atención sobre problemas de fondo en lo que respecta a nuestra sociedad y a todo un continente en la búsqueda de su liberación definitiva.


Ese riesgo, lo contempla Jeudiel Martínez en su artículo, y ahora lo observamos dentro de las inquietudes que nos comparte Carlos Rivas en el presente blog.


Es muy fácil y cómodo emitir comentarios complacientes con respecto a como marcha nuestro proceso de transformación social, que a mi juicio no tengo claro que se haya consolidado, pese a sus inocultables logros. Cuando se ama a alguien se busca hacer ver tanto sus logros y méritos, como sus omisiones y desaciertos (cosa que siempre es más difícil, pero al final termina agradeciéndose enormemente). La o el que se limita a echarnos flores no suele ser el o la que nos ama. Tampoco el que pretende estar bien con la tesis y la antítesis, es decir, con la burguesía y los explotados, para ser más específicos. El que pretende incluso en un salón de clases hacerle sonrisitas a todo el mundo, evadiendo el choque de visiones contradictorias, ese (y no es algo que me haya inventado yo) es el que en algún momento de la novela saca el puñal y lo entierra con el pulso firme que sólo puede provenir del cinismo fascista. Ese personaje se presenta con frecuencia en todo ámbito institucional (educativo, ministerial, en las gobernaciones, las alcaldías, entre los estudiantes, entre las autoridades, en todas las políticas de nuestro gobierno, lamentablemente, y que alguien me desmienta con pruebas fehacientes si ello no ocurre así). Quizás sea muy difícil evitar del todo que dicho fenómeno se presente, el problema actual es que se presenta DE MANERA REITERADA Y COTIDIANA.

Muchas veces se condenan las denuncias o expresiones de inconformidad, y terminan siendo acribilladas y censuradas; estrelladas contra el paredón al que algunos confinan toda postura "radical".Y entonces me surge inevitablemente la pregunta: ¿Por qué no se desenmascara con la misma facilidad con que se fulminan las opiniones que producen "roncha" entre nosotros los "rojo rojitos" la placidez de toda aquella y toda aquel que se regocija en el suave y mullido cojín de quien vive de la revolución, disfrutando de las mieles de la bonanza petrolera, sin aportarle mucho más que sonrisitas, circo, poses faranduleras, o quizás un esfuerzo físico y mental digno de ser reconocido, pero “burocrático”, es decir, rutinario, “de carpeta”, para que se le dé el “visto bueno”, y creer que ya con eso “hemos cumplido” con la cuota de esfuerzo que nos corresponde.

Para poder enfrentar efectivamente problemas de fondo y de forma, como los planteados por el evento del CIM (si alguien no se ha percatado de cuáles son los problemas centrales incluidos entre las conclusiones finales, le recomiendo entonces visitar el siguiente enlace:http://laclase.info/arte-y-cultura/videos-recopilacion-de-ponencias-realizadas-en-el-foro-intelectuales-democracia-y-soc, aunque no se puede dejar de ser crítico tampoco con la clase.info, máxime cuando ha dejado filtrar algunas "noticias" de gente cuadrada con el sindicalismo adeco, y algo por ahí desconcertante, de un grupo de diputados que se encuentran a punto de oficializar un salto de talanquera). Reitero entonces lo dicho: Hay que enfrentarse al problema del poder.



Elaborado: Gustavo Adolfo Hedmont Rojas

3 comentarios:

  1. creo que efectivamente, el artículo influyó en la discusión que se generó, "sin darse cuenta" o quizá con toda la intensión, porque además pienso que cuado se escribe, se fijan posturas y ellas deben tener como esencia despertar pasiones, encuentros, odios, defensas, ataques, unión, división, ruptura, entre muchas otras cosas, pero la más sublime es que genere discusión entorno a los elementos que se manejan en determinada acción política. escribir tambien en militar politicamente y más cuando se escribe libremente, sin empatarse en una camaleón legitimante.... No solo el Sr. Martínez con su articulo contribuyó a la catarsis, miles de compañeros en Venezuela comienzan a tomarse la historia en sus manos; mejor dicho en sus plumas.
    Chamiza

    ResponderEliminar
  2. Gustavo Adolfo Hedmont Rojas14 de julio de 2009, 13:58

    Solo quiero decirle a los lectores (sin ánimo de quejarme) que la imagen que encabeza el artículo pareciera expresar una violencia que no me propuse plasmar en mi escrito.

    ResponderEliminar
  3. Gustavo Adolfo Hedmont Rojas14 de julio de 2009, 14:02

    Sin embargo no quiero negar el aporte del compañero que insertó la imagen.

    ResponderEliminar

Por comentarios ateriores con intenciones malsanas e insultantes, lo cual demuestra un aparente mal uso del blog, generando cadenas de comentarios poco provechosas para el debate, los mismos ahora serán (de manera forzada) revisados y discriminados por el Vocero a cargo de la administración del blog.