domingo, 7 de junio de 2009

Dequeísmo y queísmo. Rosita Pascucci: ¿al final o a la final?

Cuando nos toca desenfundar palabras y enfrentarnos al maravilloso, pero siempre complejo universo de lo escriturario, corremos el peligro de incurrir en un sinfín de galimatías. Para tropezar lo menos posible con estas incongruencias, es altamente recomendable que estemos conscientes de que, a pesar de nuestro apego a la lectura y al ejercicio mismo de la escritura, no estamos exentos de cometer ciertas faltas. La revisión constante de las reglas básicas de nuestra lengua es, sin duda, el camino más expedito para evitar tales anomalías. De igual manera, es importante no sumergirse en esas superfluas argumentaciones donde se trata de justificar ciertas falencias con estériles artilugios. No hay excusas que justifiquen esa tranquila mediocridad que tantas veces hemos escuchado y rebatido. Es, entonces, necesario no darle tregua a estos oscuros espasmos para así sellar cada una de esas grietas. En disímiles pláticas hemos mencionado que esta inquieta voluntad, a través de la cual siempre buscamos compartir esta pasión por la gramática, nos acompañará por siempre pues estamos convencidos de que siempre habrá un lugar para aquellos que, como nosotros, buscamos acercarnos al elemental manejo de estas normas. En consecuencia, es probable que en el otro mundo, si acaso ese otro mundo existe, seguiremos en nuestra decidida labor de amanuenses, develando lo hermoso de este oficio.

Hoy nos ocupa un apartado que ha despertado interés, y por consiguiente ciertas dudas, en algunos amigos. Nos referimos a un aspecto bastante puntual y que conocemos como dequeísmo y queísmo. Fenómenos que generan ruido y provocan algunas involuntarias agramaticalidades. La definición de ambos es muy sencilla y de fácil corrección. Veamos:

Se considera dequeísmo a la construcción morfosintáctica donde, por una equivocada interpretación, le agregamos la preposición “de” a un verbo transitivo sin que sea necesaria su presencia.

Ejemplo:
Pienso de que es un detalle no menor.
Debes de estudiar inglés.
Opino de que esa señora es muy agradable.
Supe de que vendría
Dijo de que volvería para agosto.


Ipso facto salta a la vista que la presencia de esa preposición produce ruido en la oración. Quizá, y esto es muy habitual, en la escritura el dequeísmo esté menos presente; en cambio, a la hora de conversar, de hablar, lo escuchamos con mayor frecuencia. Para evitarlo solo tenemos que eliminar esa preposición y el problema estará resuelto. Es así como lo correcto será:
Pienso que es un detalle no menor.

Debes estudiar inglés.
Opino que esa señora es muy agradable.
Supe que vendría
Dijo que volvería para agosto.

De igual manera debemos estar atentos para no incurrir en el llamado queísmo, el cual, en muchos casos, es el producto de nuestro temor a no cometer dequeísmo. Observemos algunos ejemplos:

Me di cuenta que no me quiere.
Acuérdate que no vendré el lunes.
Tengo la certeza que no hay helado de frutilla.
Espero estés muy bien.

Como señalábamos antes, para evitar tropezar con el dequeísmo, hemos obviado la preposición “de” cuando es necesario y gramaticalmente pertinente que la utilicemos. Entonces las formas correctas serían:

Me di cuenta de que no me quiere.
Acuérdate de que no vendré el lunes.
Tengo la certeza de que no hay helado de frutilla.

Observando en detalle cada oración, podemos ver que esas construcciones tienen una característica recurrente y es que todo lo que sigue a la preposición “de” puede ser sustituido por la palabra “eso”.

Veamos nuevamente, a través de los mismos ejemplos, la explicación:
Me di cuenta de + ESO
Acuérdate de + ESO
Tengo la certeza de + ESO


Aquí podemos ver cuán necesario es el uso de la preposición, ya que de no hacerlo estaríamos escribiendo de la siguiente manera:

Me di cuenta + ESO
Acuérdate + ESO
Tengo la certeza + ESO


Considero poco probable que intentemos expresarnos con tales oraciones porque la información que deseamos trasmitir no es clara ni precisa. De tal manera que cuando estemos en presencia de un verbo transitivo, evitaremos colocar la preposición “de”; y cuando el resto de la oración pueda ser sustituido por “eso”, nos corresponde colocarla.

Bueno, para finalizar esta entrega queremos hacer mención a la consulta de una amiga, Rosa Pascucci, cuyos hermosos ojos intentaban buscar, en medio de una sabrosa plática, una clara y convincente respuesta acerca de la forma correcta cuando decimos o escribimos la expresión: “al final” que, por natural contacto con el mundo de la oralidad, termina convirtiéndose en “a la final”. Aclaremos y resolvamos la duda. Cuando el contexto da cuenta de la siguiente expresión:

Yo pienso que, a la final, todos somos iguales.

Es evidente que estamos incurriendo en un error, pues la oración correcta es:

Yo pienso que, al final, todos somos iguales.

“A la final” sería una acepción correcta si se refiere a esa instancia a la que llega, por ejemplo, un deportista:

Carlos, con mucho esfuerzo, llegó a la final del campeonato de dominó.

Bastaría con corregir este pequeño errorcito para escribirla o decirla de forma acertada, en cada caso. Esperamos haber resuelto la duda. No podemos irnos sin agradecer a todas las personas que, de forma tan generosa, han manifestado su agradecimiento a estas lacónicas líneas. Gracias por leernos y por compartir este infinito amor por la indomable belleza de nuestra lengua.

¡HASTA LA PRÓXIMA!
Elaborado por: Isaias Cañizález Ángel

1 comentario:

Por comentarios ateriores con intenciones malsanas e insultantes, lo cual demuestra un aparente mal uso del blog, generando cadenas de comentarios poco provechosas para el debate, los mismos ahora serán (de manera forzada) revisados y discriminados por el Vocero a cargo de la administración del blog.